La convocatoria al gran tomatazo fue baja. Los que llegamos a las 13 horas nos dimos cuenta que muy poca gente estaba ahí por la acción colectiva, más bien nos encontramos con las farmacias con las cortinas abajo, con una cantidad no despreciable de prensa apostada, un par de carabineros y sus relucientes motos; lo cual ya era un logro frente a la nula respuesta de la ciudadanía frente al descaro de los empresarios farmacéuticos. Gente que caminaba, mucha gente, en horario de colación, quizás, o pagando su permiso de circulación, otros simplemente esperando.
Pasaron 10 o 15 minutos y un llamado al teléfono móvil nos invitaba a hablar del fracaso de la convocatoria, de la poca cantidad de personas, de los cajones de tomates que no llegaban. Le explique al periodista que eso era la contingencia, que las cosas se podían dar o no, que éramos un colectivo general, una multitud, no un dirigente frente a los seguidores, ni menos un guía que le muestre el camino a la masa, en definitiva, que había que esperar en vez de especular. Entiendo que el “tiempo” en los medios de comunicación es muy valioso pero pasado 15 minutos no se puede hablar de éxito ni de fracaso. Nosotros no actuaremos al tiempo que los medios quieren que se actúe, ni menos apuraremos lo que pretendíamos se diera espontánea y autónomamente, tal como se dio una hora después, tal como se seguirá dando. La idea no era obligar a nadie a tirar tomates, o lo que fuera, contra las dependencias de las farmacias. Sino que, más bien, era la persona, su conciencia y el vegetal en cuestión. Una trinidad que en el mejor de los casos terminaría con las vitrinas de las farmafias manchadas.
Debemos aclarar lo siguiente:
1) En ningún momento fueron 300 los inscritos, como lo indica la prensa, sino que la cantidad fue de 93 personas.
2) Sobre todo a la prensa, explicarle que no es lo mismo hacer un clic en una página web a tomar locomoción colectiva y llegar a la intersección de la convocatoria, o dejar de trabajar para ir a manifestarse.
3) Que esta idea nació de la conversación simple entre 2 personas dentro de una oficina, personas que en ese momento fueron una especie de catalizadores del descontento de los ciudadanos-consumidores, preguntones que se preguntaban cómo se podía ser tan cara dura.
4) Que estos preguntones en ningún momento se arrogaron el papel de líderes o dirigentes, solo se adelantaban a expresar lo que de todas formas se daría, un lunes a las 14 horas o se dará de alguna u otra forma en los días que vendrán.
Los medios esperaban otra cosa, están acostumbrados a crear caricaturas y no a ver ciudadanos, su misión es formar personajes y no (re)producir a los sujetos tal y cual se dan en la realidad, por más que hayan avanzado en el género del reality show, no pueden hacer de cualquier cosa un reality, no todos estamos “atrapados por la realidad”. Seguramente la manifestación les pareció algo fome, querían molotov, querían vitrinas quebradas, detenidos, acción-represión-rating, querían ver y mostrar todo lo que sus dueños (la iglesia, Piñera, los Claro, la DC, los empresarios custodios de la propiedad privada en general) tanto critican, en definitiva, querían mostrar violencia para después justificar la represión (¿Se acuerdan de los pingüinos?, ¿Han visto 133 atrapados por la realidad?), descontrol para justificar su protección. Cuestión que pese a su interés no lograron.
Frente a lo anterior no queda más que agradecer a las personas que se involucraron por la causa, que se animaron a lanzar un tomate, de lanzar su descontento y el de tantos otros que simplemente no pudieron llegar o llegando no se atrevieron a participar. La acción tomate se hizo presente por al menos dos horas (recordemos que a las 13 horas las farmacias estaban con sus cortinas abajo y que solo reanudaron su estafa a partir de las 15 horas) y, siendo una veintena, se logró mover una cantidad no despreciable de espectadores: las farmacias bajaron sus cortinas, la policía destinó un pequeño contingente, la prensa se mostró expectante. Las fachadas no terminaron teñidas de un completo rojo, pero se pudo comprobar que las farmafias frente a tan solo una veintena de personas, hermosamente descontentas y dispuestos a manifestarse, dejan de funcionar, los medios apuntan sus cámaras y la policía se presta a actuar. No hay otra conclusión, los que monopolizan el poder se mueren de miedo cuando los que sufren el sometimiento sonríen y se dan a la vida, aunque sea tan solo para mirarla de lejos.
Compañeros -y no tanto-, que la convocatoria haya sido baja quizás no es una sorpresa. Existen múltiples factores que lo pueden explicar y que no vamos a detallar en este momento. Pero lo que ocurrió se debe tomar como un primer intento de articulación de una nueva forma de hacer ciudadanía, organizaciones sin la monopolización del poder de parte de un líder, multitudes autónomas en busca de derechos que siempre les han sido negados, colectivos que no necesitan declaraciones de prensa, pues actuando entregan declaraciones de principios. Veinte enanos frente al tembloroso Gulliver. Esta primera manifestación, por pequeña que haya sido, no apagará nuestra desesperación, los tomates caídos darán sus frutos, cosecharemos -como en tantos abriles-, nos armaremos de vegetales, a los hombres nos crecerá la barba y las mujeres, como muy mujeres que son, dejaran de afeitar sus piernas, seremos ciudadanos.
Se abre la invitación, entonces, a participar en la movilización que la CONFUSAM ha propuesto para el día 6 de Abril. Ese día nos volvemos a juntar para manifestar ciudadanía. La invitación es abierta, vamos todos, nuestros amigos y familiares, los afectados somos los más y, frente a los menos, no hay nada que temer. El lugar y la hora se confirmarán oportunamente por el blog y, de todas formas, CONFUSAM realizará un comunicado público. Se solicita, para la ocasión, llevar Lienzos o vestirse de rojo (como tomate), llevar a lo menos 2 tomates o huevos, llevar pintura roja para lanzar, heces de huemul y, solo si es posible, morfina.
Notas:
Maquillarse, los medios nos quieren grabar, se mueren por vernos tomatear.
Nosotros hablamos cuando queremos hablar y no cuando nos quieren hacer hablar.
Pasaron 10 o 15 minutos y un llamado al teléfono móvil nos invitaba a hablar del fracaso de la convocatoria, de la poca cantidad de personas, de los cajones de tomates que no llegaban. Le explique al periodista que eso era la contingencia, que las cosas se podían dar o no, que éramos un colectivo general, una multitud, no un dirigente frente a los seguidores, ni menos un guía que le muestre el camino a la masa, en definitiva, que había que esperar en vez de especular. Entiendo que el “tiempo” en los medios de comunicación es muy valioso pero pasado 15 minutos no se puede hablar de éxito ni de fracaso. Nosotros no actuaremos al tiempo que los medios quieren que se actúe, ni menos apuraremos lo que pretendíamos se diera espontánea y autónomamente, tal como se dio una hora después, tal como se seguirá dando. La idea no era obligar a nadie a tirar tomates, o lo que fuera, contra las dependencias de las farmacias. Sino que, más bien, era la persona, su conciencia y el vegetal en cuestión. Una trinidad que en el mejor de los casos terminaría con las vitrinas de las farmafias manchadas.
Debemos aclarar lo siguiente:
1) En ningún momento fueron 300 los inscritos, como lo indica la prensa, sino que la cantidad fue de 93 personas.
2) Sobre todo a la prensa, explicarle que no es lo mismo hacer un clic en una página web a tomar locomoción colectiva y llegar a la intersección de la convocatoria, o dejar de trabajar para ir a manifestarse.
3) Que esta idea nació de la conversación simple entre 2 personas dentro de una oficina, personas que en ese momento fueron una especie de catalizadores del descontento de los ciudadanos-consumidores, preguntones que se preguntaban cómo se podía ser tan cara dura.
4) Que estos preguntones en ningún momento se arrogaron el papel de líderes o dirigentes, solo se adelantaban a expresar lo que de todas formas se daría, un lunes a las 14 horas o se dará de alguna u otra forma en los días que vendrán.
Los medios esperaban otra cosa, están acostumbrados a crear caricaturas y no a ver ciudadanos, su misión es formar personajes y no (re)producir a los sujetos tal y cual se dan en la realidad, por más que hayan avanzado en el género del reality show, no pueden hacer de cualquier cosa un reality, no todos estamos “atrapados por la realidad”. Seguramente la manifestación les pareció algo fome, querían molotov, querían vitrinas quebradas, detenidos, acción-represión-rating, querían ver y mostrar todo lo que sus dueños (la iglesia, Piñera, los Claro, la DC, los empresarios custodios de la propiedad privada en general) tanto critican, en definitiva, querían mostrar violencia para después justificar la represión (¿Se acuerdan de los pingüinos?, ¿Han visto 133 atrapados por la realidad?), descontrol para justificar su protección. Cuestión que pese a su interés no lograron.
Frente a lo anterior no queda más que agradecer a las personas que se involucraron por la causa, que se animaron a lanzar un tomate, de lanzar su descontento y el de tantos otros que simplemente no pudieron llegar o llegando no se atrevieron a participar. La acción tomate se hizo presente por al menos dos horas (recordemos que a las 13 horas las farmacias estaban con sus cortinas abajo y que solo reanudaron su estafa a partir de las 15 horas) y, siendo una veintena, se logró mover una cantidad no despreciable de espectadores: las farmacias bajaron sus cortinas, la policía destinó un pequeño contingente, la prensa se mostró expectante. Las fachadas no terminaron teñidas de un completo rojo, pero se pudo comprobar que las farmafias frente a tan solo una veintena de personas, hermosamente descontentas y dispuestos a manifestarse, dejan de funcionar, los medios apuntan sus cámaras y la policía se presta a actuar. No hay otra conclusión, los que monopolizan el poder se mueren de miedo cuando los que sufren el sometimiento sonríen y se dan a la vida, aunque sea tan solo para mirarla de lejos.
Compañeros -y no tanto-, que la convocatoria haya sido baja quizás no es una sorpresa. Existen múltiples factores que lo pueden explicar y que no vamos a detallar en este momento. Pero lo que ocurrió se debe tomar como un primer intento de articulación de una nueva forma de hacer ciudadanía, organizaciones sin la monopolización del poder de parte de un líder, multitudes autónomas en busca de derechos que siempre les han sido negados, colectivos que no necesitan declaraciones de prensa, pues actuando entregan declaraciones de principios. Veinte enanos frente al tembloroso Gulliver. Esta primera manifestación, por pequeña que haya sido, no apagará nuestra desesperación, los tomates caídos darán sus frutos, cosecharemos -como en tantos abriles-, nos armaremos de vegetales, a los hombres nos crecerá la barba y las mujeres, como muy mujeres que son, dejaran de afeitar sus piernas, seremos ciudadanos.
Se abre la invitación, entonces, a participar en la movilización que la CONFUSAM ha propuesto para el día 6 de Abril. Ese día nos volvemos a juntar para manifestar ciudadanía. La invitación es abierta, vamos todos, nuestros amigos y familiares, los afectados somos los más y, frente a los menos, no hay nada que temer. El lugar y la hora se confirmarán oportunamente por el blog y, de todas formas, CONFUSAM realizará un comunicado público. Se solicita, para la ocasión, llevar Lienzos o vestirse de rojo (como tomate), llevar a lo menos 2 tomates o huevos, llevar pintura roja para lanzar, heces de huemul y, solo si es posible, morfina.
Notas:
Maquillarse, los medios nos quieren grabar, se mueren por vernos tomatear.
Nosotros hablamos cuando queremos hablar y no cuando nos quieren hacer hablar.